lunes, 4 de julio de 2016

Planeamiento y Descentralización en el nuevo gobierno del Perú

El Perú, a diferencia de la mayoría de países de Latinoamérica, como Colombia, Ecuador, Bolivia, República Dominicana, Costa Rica, por mencionar algunos, aun no logra definir su visión de país para el largo plazo.
Solo para remitirnos a este siglo, luego de la frustrada Ley de Creación del 2005, no fue sino hasta el 2008 que mediante Decreto Supremo 1088 se crea el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico – CEPLAN, ente rector del Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico, uno de los Sistemas Administrativos de acuerdo a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo – LOPE.
Desde entonces, durante el gobierno anterior y éste que está por finalizar no ha tenido muchos avances, aunque la gestión de este último año creo que deja orientaciones e instrumentos que, aunque aún no son suficientes, son valiosos esfuerzos para revertir en algo lo poco avanzado en estos casi 10 años de creación. Lo triste es que al igual que el gobierno anterior, cuando el ente de la Planificación del país, mal que bien, con las discusiones que pueda tener en los aspectos metodológicos, presenta su propuesta de Plan Estratégico de Desarrollo Nacional al 2021, el gobierno anterior lo aprueba finalizando su gestión y este que termina lo ha tenido en revisión en sus 5 años y lo vuelve poner en tal situación la semana que ha pasado. Lo cierto es que también ese largo plazo al 2021 ahora ya es mediano plazo, de ahí que sea necesario pensar en un 2030 o 2050, pero ya!
Sin esa definición de hacia dónde vamos y cómo lo haremos, seguiremos dando tumbos, con pasitos de avances y retrocesos sin una dinámica sistémica y holística del desarrollo equilibrado, sostenible y equitativo al que aspiramos.
En la coyuntura electoral reciente, los partidos finalistas hicieron propuestas, una relativa a un “Sistema Integrado de Planeación de Políticas Publicas” y la otra a una “Planificación estratégica y priorización de proyectos articulados con el Presupuesto” y un “Ministerio de Apoyo a las Regiones (MAR)”. Hago mención a los dos porque en el debate de aprobación, cada uno tendrá su mirada desde lo que propuso era lo mejor para el país, además que están estrechamente ligados.
El Planeamiento y la Descentralización, son dos aspectos ligados a la construcción de país con visión compartida y en cohesión. Podríamos decir que son el qué y el cómo.
Definir objetivos de política nacional hacia el largo plazo debe ser prioridad del gobierno entrante y esa construcción debe entrañar a la descentralización como forma de organizar y gestionar el país para implementarlos; no en vano nuestra Constitución nos señala como un Estado Unitario y Descentralizado.
La organización sectorial que tenemos dificulta la coordinación e implementación hacia esos objetivos y sus resultados. Un Estado organizado por tajadas en sus sistemas funcionales limita y dificulta y mucho más a nivel local donde aterriza la política pública; más aún cuando las causalidades y sus intervenciones requieren acciones de intersectorialdad pues las acciones y productos de unos y otros no son posibles de generar resultados sino actúan en conjunto y simultáneamente; por ello de aquí debiera partir la Reforma y sus nuevos arreglos institucionales ligados a objetivos de política nacional de largo plazo.
A estas alturas, estaremos de acuerdo en que los enfoques, lineamientos, orientaciones, deberán tener como centro a los ciudadanos con resultados en la gestión pública que generen valor público, mirando la territorialidad, diversidad, multiculturalidad, medioambiente, derechos fundamentales etc. Esto, debe ser parte del cómo para definir roles de cada nivel de gobierno en la cadena de valor como parte del proceso de Descentralización.
Por ello, para empezar de alguna forma el proceso, los arreglos institucionales debieran considerar la absorción de las tres Secretarias de PCM por parte del ente de la planificación. Es decir, un CEPLAN a nivel de Ministerio que las incorpore e incluya también los aspectos de ordenamiento territorial ahora en MINAM e inversiones con el SNIP ahora en el MEF. La absorción y transferencias debiera ser con sus recursos humanos, tecnológicos, equipamiento y partidas presupuestales.
Articulación, coordinación y alineamiento debieran orientarse desde este Ministerio de Planificación (o de Planificación y Descentralización), ente con asiento en Consejo de Ministros y brazo derecho de las direcciones de política del gobierno así como de rendición de cuentas ante el Congreso con avances y cumplimiento de metas.
Finalmente, en el Congreso así como la Comisión de Presupuesto debiera existir una Comisión de Planificación y Descentralización que fiscalice las acciones de cumplimiento de este ente.

¿Qué es la Cohesión Social?

La cohesión social se construye, se desarrolla y se puede estabilizar en el tiempo; pero también se agota y muchas veces, se quiebra, por lo que requiere ser cuidada y retroalimentada.
Lo opuesto a la cohesión social es la desintegración social o la anomia, no la exclusión social. La anomia resulta de una sociedad incapaz de ofrecer a los individuos un marco normativo un orden jurídico que ponga limite a sus deseos y pasiones, que los lleve a sentirse partes de un todo y conforme al cual puedan organizar rutinariamente sus vidas.
A veces se confunde con la inclusión o exclusión las cuales se refieren a un asunto más limitado, como es el acceso relativo de ciertos grupos a los recursos sociales y/o al bienestar que resulta de ellos, así como a las percepciones que tienen los individuos o grupos, a partir de su posición relativa dentro del ordenamiento social.
De acuerdo a Sorj y Tironi, “se considera a la cohesión social como la capacidad dinámica de una sociedad democrática para absorber el cambio y el conflicto social mediante una estructura legitima de distribución de sus recursos materiales y simbólicos, tanto a nivel socio-económico (bienestar), socio-político (derechos) y sociocultural (reconocimiento), a través de la acción combinada de mecanismos de asignación como el Estado, el mercado, la familia, la sociedad civil y las redes comunitarias.”[1]
A nivel Macro, constituye el imaginario simbólico de una nación, el grado de identificación que permite a cada individuo sentirse parte de un nosotros; de un mundo común ante el cual todos, más allá de sus diferencias, se pueden referir; aquello que induce a los miembros de una comunidad a sacrificar algunos derechos individuales en aras de ser admitido en una comunidad mayor. Una visión de futuro compartida sobre las diferencias que pueden ser soslayadas a cambio de una situación mejor. A nivel Meso, toma aquellos imaginarios y los traduce estratégicamente en políticas e instituciones capaces de satisfacer las necesidades de los ciudadanos y de formalizar, al mismo tiempo, los valores que rigen a una comunidad y sus formas de asociatividad. A nivel Micro, Son las prácticas sociales de los individuos y sus estrategias de construcción de identidades, sentidos y lazos sociales.
La cohesión social, no está referida solamente a las políticas públicas contra la exclusión social, sino también a otras dimensiones que generen sentimientos de solidaridad y permitan postular fines y responsabilidades comunes como la confianza, asociatividad, acceso equitativo a la información, tolerancia, multiculturalidad, entre otras. Este tránsito a un sistema de cohesión social más abierto y donde participan más agentes, ha sido descrito como el paso de un "Estado de Bienestar" a una "Sociedad del Bienestar".
Entre los aspectos que inciden sobre la cohesión social están: - Los niveles de polarización étnica, religiosa, social, territorial y política; - Los sentimientos de alienación y/o pertenencia y de discriminación; - Los grados de temor, inseguridad y vulnerabilidad, y su origen; - Los niveles de (des)confianza en redes familiares e instituciones estatales; - La legitimidad de las diferencias socio-económicas; - Las perspectivas percibidas de movilidad intra e inter-generacional; - Sentimiento de pertenencia o no pertenencia nacional - La legitimidad otorgada al régimen político autocrático o dictador.
Pero, ante esto, existen potencialidades como son, una alta homogeneidad lingüística y religiosa; la capacidad de los individuos en producir sentido y desplegar estrategias de supervivencia y de solidaridad, lo que da lugar a un rico y vital tejido social. Es importante que los Estados desarrollen mecanismos que favorezcan la cohesión social a través de la defensa de los valores, justicia, libertad, bienestar social y derechos, dirigido a los ciudadanos, en un marco democrático de gobierno, hacia una sociedad de bienestar.
(Resumen y adaptación de trabajo desarrollado en el Curso de Políticas Presupuestarias y Gestión por Resultados en ILPES-CEPAL. Santiago de Chile, noviembre 2008)
[1] Bernardo Sorj y Eugenio Tironi. Cohesión Social en América Latina: un marco de investigación. CIEPLAN – Inst. Fernando Enrique Cardoso. 2008