domingo, 1 de marzo de 2015

Valor Público en la Gestión Pública

Generalmente la idea de Valor Público nos remite al valor creado por el Estado a través de servicios, leyes, regulaciones y otras acciones; pero también, “se crea valor sobre todo a través de transacciones individuales con los ciudadanos, garantizando sus derechos, satisfaciendo sus demandas y, prestándoles servicios de calidad”[1]

El Valor Público se define en función a dos esferas, una en función al beneficio generado para los usuarios/beneficiarios/ciudadanos directos y otra esfera en función al beneficio generado al responder a los intereses, aspiraciones y valoraciones de la ciudadanía, comunidad. Los efectos e impactos que la sociedad recibe de la gestión del Estado, es lo que permite producir valor para la sociedad o bien contribuir para que ello ocurra.

Pero no basta que los ciudadanos expresen lo que ellos consideran valioso, sino será valioso en la medida que ellos, tanto individual como colectivamente, estén dispuestos a “renunciar a algo” por obtener Valor Público. El renunciar a algo no implica solamente un esfuerzo monetario (impuestos), sino también en el otorgamiento de poderes coercitivos al estado (para generar seguridad), revelar información privada, dar tiempo y otros recursos (sangre, donación de órganos), que contribuyen al desarrollo y la confianza en la sociedad asi como legitimidad en las acciones del Estado.

Los componentes del Valor Público son: los Servicios, los Resultados y la Confianza.

Los Servicios, están referidos a que los ciudadanos derivan beneficios del uso personal de servicios públicos en una lógica similar a los beneficios derivados del consumo de aquellos comprados del sector privado. La satisfacción de usuario es crítica para el valor público. Existe evidencia que la satisfacción es mayor en servicios considerados como importantes por los usuarios. Los esfuerzos para mejorar los niveles de satisfacción debieran basarse en un entendimiento de la importancia relativa de los diferentes factores en relación a la satisfacción, así como en la manera en que ésta varía a lo largo de diferentes áreas de servicio.

Los Resultados, están referidos a la gestión del Estado que busca cada vez más enfocar su atención en los resultados en función a los intereses, demandas y satisfacción de los ciudadanos.       Los resultados genuinos son hoy vistos como mejores metas que las limitadas medidas de actividad o producto, las cuales corren el riesgo de ser distorsionadas.

La Confianza, está referida a la relación entre Ciudadanos y Estado que decanta de los servicios que influencian en la vida y la libertad (salud y seguridad), pero también el resto de servicios sociales que incluyen educación, baja criminalidad, bajo nivel de desempleo; así como confianza en la transparencia y equilibrio en las relaciones Estado y proveedores. Suele suceder que aún cuando se cumpla el servicio “formal” y las metas de resultado, una falla en la confianza podría destruir el valor público.

El enfoque de valor público fortalece el enfoque por resultados centrado en los ciudadanos ya que obliga a cambiar las interrogantes que nos hacemos en el diseño de políticas públicas y sus estrategias de implementación. Este cambio es clave frente a enfoques convencionales más centrados en lo procedimental administrativo, osea en las actividades y las entregas, sin necesariamente responder por el valor creado como consecuencia de esas actividades y entregas. La oferta de servicios es solo una oferta, hasta cuando no haya una apreciación de ellos por parte de un público receptor, esto es los ciudadanos. La oferta de cualquier bien o servicio no necesariamente genera valor; genera costos[2]. El valor se genera en la medida que un público reconozca el bien o el servicio como respuesta a una necesidad o preferencia y aprecie la calidad del bien o servicio como respuesta adecuada a la misma.

Se genera valor público a través de respuestas a problemas relevantes para los ciudadanos/usuarios o también a través de la apertura de nuevas oportunidades para generaciones actuales y/o futuras, asimismo a través de procesos que construyen comunidad, ciudadanía, democracia y capital social, deliberación, participación, etc. En este sentido, los servidores públicos[3] deben gestionar servicios pertinentes y de calidad, pero a su vez tienen la obligación de informar, responder, rendir cuenta y tratar a todos con el respeto correspondiente a su capacidad de ciudadanos.

La creación de valor público en la generación de resultados aporta la exigencia de abandonar el espacio burocrático o tecnocrático de un entender abstracto de lo que constituye el "bien común"[4] y ejercer procesos iterativos e interactivos que ayudan a discernir y definir lo que el ciudadano prefiere y prioriza, por ende, lo que genera valor para el "público"; también aporta una claridad conceptual asociada con la lógica de una cadena de valor-resultados y centrarse en la acción intersectorial con procesos que efectivamente generen resultados, a través de productos (bienes y servicios) con Impactos o resultados, que generan Confianza que se expresa en la relación Ciudadanos-Estado.





[1] Valor Público: un enfoque integral para la gestión de políticas. Marco Moreno. Curso Planificación y Gestión Estratégica para las Políticas Públicas, ILPES-CEPAL. Mayo 2009
[2] IBIDEM
[3] Llámese servidores públicos a autoridades, funcionarios, directores, especialistas, asistentes, auxiliares y toda jerarquía en la administración pública.
[4] Valor Público: un enfoque integral para la gestión de políticas. Marco Moreno. Curso Planificación y Gestión Estratégica para las Políticas Públicas, ILPES-CEPAL. Mayo 2009.

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