La descentralización involucra la idea de que los
gobiernos locales, por su cercanía con los usuarios de la administración
pública y el contacto directo con los problemas, proponen soluciones más
eficaces, y también ha respondido a la necesidad de una gobernanza democrática más participativa: un gobierno de proximidad que interactúe
cotidianamente incorporando prácticas de democracia directa. En este contexto
descentralizador, las acciones de gobierno que suponen relaciones en sentido
vertical (entre diferentes niveles de gobierno) y horizontal (entre unidades
administrativas, programas y proyectos de un mismo nivel de gobierno) se
multiplican y superponen en lógicas diferenciadas, en objetivos encontrados y/o
interpretados de distintas maneras que se intentan alcanzar con herramientas
que, muchas veces, son diferentes.[1]
Si bien el proceso de descentralización ha estado
básicamente impulsado por la voluntad política de dirigentes y funcionarios;
sin embargo, su implementación requiere aún de orientaciones, instrumentos
técnicos adecuados, pues surgen una serie de problemas vinculados a la escasa
articulación de las políticas públicas, a la dispersión en la rendición de
cuentas y a la pérdida de coherencia ante la baja capacidad de cooperación
entre actores y niveles de gobierno.
Constituye un reto pues, la coordinación que involucran a
diferentes niveles de gobierno para garantizar una provisión de bienes y
servicios que generen valor para los ciudadanos, por lo que se resalta la
importancia de los procesos de coordinación al crear las condiciones para la
cooperación y colaboración entre actores involucrados y niveles de gobierno.
La coordinación[2],
puede definirse como el proceso de creación o utilización de reglas de decisión
por el que dos o más actores se ocupan colectivamente de un entorno de trabajo
compartido. La necesidad de coordinación surge de la interdependencia, del
hecho que dos unidades de las mismas o diferentes organizaciones compartan un
entorno de trabajo.
Para una eficaz coordinación, el Centro
Nacional de Planeamiento Estratégico - CEPLAN deberá tener en cuenta que es
necesario partir de aspectos básicos o criterios[3] como la definición de objetivos estratégicos, sistemas de información,
comunicación, monitoreo y evaluación, participación de los actores claves así
como espacios de diálogo y deliberación para lograr consensos. Para que las políticas públicas se mantengan coordinadas
hasta llegar a los ciudadanos, se requiere poner en juego mecanismos efectivos
de coordinación y cooperación con estas características y criterios, entre los
niveles de gobierno y los ciudadanos de su jurisdicción.
Cabe señalar, que una coordinación debe entenderse
también como un proceso social, político y técnico a la vez, por lo que se deben tomar en cuenta las consideraciones del contexto,
interculturalidad, influencias político-partidarias entre otras, ya que, sea
por coincidencia o no, muchas veces contribuye a comprender mejor el
funcionamiento de las relaciones intergubernamentales, como procesos paralelos
informales. La dimensión técnica tiene especial importancia en la metodología
para la definición de objetivos, indicadores, metas, que involucrarán su
financiamiento-presupuesto debidamente sustentado.
El funcionamiento eficaz de mecanismos
institucionalizados o no, de encuentro, diálogo y coordinación entre gobiernos
y administraciones de uno o más niveles de gobierno y demás actores, deberá
posibilitar una articulación intersectorial efectiva a nivel del gobierno
nacional que deberá correlacionarse con una articulación territorial también
efectiva entre las entidades de distintos niveles de gobierno que convergen en
la implementación de políticas, programas o proyectos en cada ámbito
territorial.
La coordinación intersectorial impulsa la integración de diversos sectores, sobre
la base de la planificación que incluye una dirección macro política. Pensar intersectorialmente no sólo es un desafío técnico
sino también cultural, en tanto requiere de un aprendizaje y supone instaurar
nuevos valores,[4] con particularidades
relativas a actores de sectores de diversas políticas
públicas; involucra tanto prácticas horizontales como verticales; una dimensión política, que está dada por el apoyo y el
compromiso de las autoridades; una dimensión técnica dada por lineamientos de
política, orientaciones, instrumentos, enfoques metodológicos y por supuesto
una planificación participativa, con definición de metas comunes a alcanzar y
el establecimiento de indicadores compartidos respecto de su logro con el
debido financiamiento-presupuesto.
La coordinación
pues, como proceso, apunta a vincular entre sí a diversas entidades y agentes
públicos con el fin de complementar sus recursos y capacidades y articular
objetivos y acciones en espacios intersectoriales e intergubernamentales. Esta
es una necesidad inevitable en el contexto del proceso de descentralización en
curso, en el que tres niveles de gobierno deben coordinar y complementarse a
través de múltiples materias de competencia compartida.
Con esta perspectiva, en el marco de la Política Nacional
de Modernización de la Gestión Pública, CEPLAN deberá impulsar, apoyar y
constituir espacios y mecanismos de coordinación intergubernamental,
interinstitucional e intersectorial en los tres niveles de gobierno, así como
diversas iniciativas y formas posibles de cooperación interinstitucional que
contribuyan a recoger las demandas de los ciudadanos y sus perspectivas de
desarrollo a través de consensos.
Ello, permitirá que el Estado peruano transite progresivamente
hacia un modelo de gobierno multinivel,
en el que los tres niveles de gobierno se reconocen unos a otros, en su
respectivo rol y como conformantes de un mismo Estado; y, producto de
ello desarrollen relaciones de coordinación y complementación en un esquema
flexible de interrelación y colaboración en distintas formas y sentidos, que en
la práctica admite múltiples traslapes de competencias tanto horizontales como
verticales.
Específicamente, es necesario ajustar y subrayar las
acciones relativas a CEPLAN en el último Plan de Implementación aprobado con RM
125-2013-PCM, es decir, liderar no solo los Objetivos Específicos 1 y 2 sino
también el 6 y el 8 relativos al Monitoreo y Evaluación y la implementación de
su Sistema con ONGEI. Del mismo modo, en los lineamientos, como Sistema
Funcional, liderar los objetivos específicos 10, 11 y 12 relativos a la
coordinación y articulación de los objetivos de política nacional.
La tarea y reto de CEPLAN, es brindar a todos los niveles
de gobierno, las políticas priorizadas del Gobierno y los lineamientos
requeridos para la articulación de las políticas públicas, el planeamiento
estratégico y el planeamiento operativo tanto a nivel sectorial como
territorial, para lo cual deberán ser fortalecidas sus capacidades y recursos
como rector del sistema de planeamiento estratégico en el Estado[5],
tal como se señala en el diagnóstico/justificación del problema de la Política
Nacional de Modernización de la Gestión Pública.
[1] Fortalecimiento de la gestión:
Coordinación e Interesectorialidad en la gestión de las políticas públicas.
INDES BID. 2012
[2]
Peters. “La coordinación como concepto se refiere a “la necesidad de asegurar
que las distintas organizaciones, públicas y privadas, responsables de la
formación de las políticas públicas, trabajen juntas para no producir
redundancia ni brechas en la entrega de los servicios” 1998.
[3]
Licha Isabel, Molina Carlos y Repetto Fabián. INDES BID 2007
[4] Cunill Grau.
2005
[5]
Decreto Supremo 004-2013-PCM Política Nacional de Modernización de la Gestión
Pública.
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